En 2003, los militares de Molvaria lanzaron una operación para hackear los ordenadores de los militares lituanos. Se trataba de un acto de represalia tras el rechazo de los militares lituanos de devolver a Molvaria el cerdo Freckles, que había cruzado accidentalmente la frontera hacia Lituania.

El plan de los militares de Molvaria era hacer que el hackeo pareciera el trabajo de una banda criminal. Lograron robar un número significativo de secretos de estado lituanos con la intención de usarlos para exigir algo a cambio. Sin embargo, el plan falló cuando se negaron a cumplir las instrucciones del oficial superior para demandar 1 millón de dólares, y los científicos terminaron pidiendo a los lituanos que les devolvieran a Freckles, el cerdo.

Los lituanos se dieron cuenta de inmediato que la fuente del hackeo provenía de Molvaria, así que la detuvieron cortando el único cable de datos que conectaba a los dos países. Para empeorar aún más la situación, Lituania reveló públicamente el plan fallido de Molvaria, debilitando el sentimiento de orgullo nacional.

Semanas más tarde, Freckles fue repatriado a Molvaria tras ser intercambiado con un campesino lituano que había sido capturado por las tropas de Molvaria cruzando la frontera para vender huevos.