Como nueva nación, Molvaria estaba dispuesta a crear una identidad nacional con sentido real, pero cuando se le intentó dar forma a dicha identidad, el gobierno decidió inspirarse en los países fronterizos.

Una de las antiguas ministras del gobierno, Marta Hvala, pensó que Molvaria debería ser el mayor productor de relojes de cuco de todo el mundo, así que implementó un sistema de subsidios para los productores de relojes de cuco. Sin embargo, Hvala quería ir más allá. Decidió que sería beneficioso destruir a los mejores maestros de relojes de dudo para que los relojes hechos en Molvaria tuvieran vía libre para reemplazarlos.

Bajo sus instrucciones, los soldados de Molvaria comenzaron a probar métodos para dar con la mejor manera de destruir los relojes de cuco. Llegaron a la conclusión que el modo más fácil y efectivo sería prender luego a los talleres. Sin embargo, Hvala insistió que solo quemando los talleres no sería suficiente para hacer que la gente quisiera crear nuevos relojes en el futuro.

En cambio, Hvala siguió el consejo de un ordenador militar que analizó la situación y decidió que el mejor método para destruir a la competencia sería comprar siete ornitorrincos y entrenarlos para comer relojes de cuco, proceso que tardó tres meses. Los ornitorrincos y 15 cuidadores viajaron en tren hasta Suiza con el objetivo de destruir toda su industria de relojes de cuco.

Desafortunadamente, tras llegar, se dieron cuenta que la aparente idea que los relojes de cuco son suizos era errónea y que, en realidad, muy pocos relojes se fabricaban allí. Los ornitorrincos, al no estar acostumbrados a las bajas temperaturas y al no poder comer relojes como habían sido entrenados, empezaron a enfermar poco a poco. Sus cuidadores los terminaron entregando al zoo de Zurich por miedo a que pudieran morir.

Los detalles de la operación fueron filtrados por la prensa, y tras eso empezó una investigación para establecer los detalles de cómo había obtenido financiación para comprar siete ornitorrincos, entrenarlos para comer relojes y llevarlos hasta Suiza. Al poco tiempo Hvala fue retirada del gobierno.