Uno de los momentos más famosos de la joven República de Molvaria ocurrió en 1994.
Viktor Gorblinski (66 años) había sido nombrado como Ministro de Asuntos Exteriores de Molvaria y estaba a cargo de la nueva bandera que iría a ser revelada delante de decenas de miles de habitantes de Molvaria. La bandera se entregó en Pochiv durante la mañana de la ceremonia, y Gorblinski la guardó en el cajón inferior de su escritorio. Él y los otros dos soldados que habían entregado la bandera la inspeccionaron y no encontraron nada raro.
Entre la entrega de la bandera y su gran revelación, Gorblinski tuvo otras cinco reuniones con diferentes dignatarios extranjeros, todas ellas en su oficina. Nadie pudo entrar en la oficina sin que la secretaria de Gorblinski lo viera. Rita era una chica que estaba en el puesto desde hacía dos meses, pero en cada reunión hubo al menos un momento en el que Gorblinski dejara a su visitante solo en la oficina.
Durante la gran revelación, cuando se retiró la cortina que tapaba la nueva bandera, esta mostraba en el centro las palabras «MOLVARIA ES CORRUPTA», en el idioma local. Se rumorea que los servicios secretos de Molvaria estaban al tanto del enemigo del gobierno responsable del incidente, pero nunca detuvieron a nadie. Gorblinski se vio obligado a dimitir al día siguiente y se pasó el resto de su vida triste por haber avergonzado a su maravilloso país.